viernes, 28 de julio de 2023

El primer fracaso fue la desaparición del paraíso, la gran obra que nadie pudo ver, ni siquiera los primitivos pobladores a los que la expulsión dejó sin ojos ni memoria; la réplica exterior resultó ser la original sin nada que envidiar a lo de dentro.

 




Convertirse en ardilla,

llegar hasta la copa de los árboles

como se llega a la vejez, el alma atrás

como un paracaídas, una cola de atrezo semejante al plumón,

los árboles conservan el adorno floral del paraíso,

no la sabiduría ni el sabor a carne de la prohibición,

aún dejan columpiarse y se suceden como las estaciones,

siempre a largo plazo y agrupados en bosquecillos parroquiales

como buscando protección 

contra la voracidad sin ley del sotobosque,

lo mismo que al principio, ardilla y árbol

unidos en el aire pedestre de las ramas.


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