sábado, 1 de julio de 2023

Una hoja blanca y un dibujo sin acabar, unos dedos sosteniendo el plano superior de lo visible, por debajo raíces, galerías traslúcidas que permiten evaluar como diurna la realidad oscura que precede a todo ser antes de tomar conciencia de sí mismo

 




Presume a veces la mirada

de su función de látigo que obliga 

a la desprevenida realidad a protegerse de sí misma, 

deja en la memoria un zig zag de fleje azul,

una herida de labios apretados

que dirá despacio y en silencio su dolor

cuando  la sangre avise del destrozo,

algo que la mirada no prevé ni aprenderá,

las cosas seguirán aspirando a ser miradas

sin la premura de la evaluación, como algo

incólume y difícil  que merece la pena rescatar

de su pretendida no presencia,

aunque sea colgándolas de imanes

en el frontal de la nevera.

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