Qué más da la flor,
la estación lo dirá, el aroma
de mármol del invierno, la cortadora
brisa virgen de la primavera que aún no conoce
los alardes del perfume varón,
en verano habrá un pleno atolondrado de nariz
embalsamando los crepúsculos,
y para el otoño guarda su atrevimiento la manzana
ya sin falsos rubores, los membrillos
acribillados de vejez y resignados
al memorial del cementerio.
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