miércoles, 19 de julio de 2023

No es la temporalidad, tampoco el miedo a no llegar; podríamos decir que ya no hay metas o que de haberlas son elásticas como los momentos de antevíspera, llenos de toses y de carraspeos, pocas palabras y estas inaudibles o sin significación, como esos aires dispersadores de vilanos incapaces de garantizar el buen final de las semillas

 




Qué más da la flor,

la estación lo dirá, el aroma

de mármol del invierno, la cortadora 

brisa virgen de la primavera que aún no conoce

los alardes del perfume varón,

en verano habrá un pleno atolondrado de nariz

embalsamando los crepúsculos,

y para el otoño guarda su atrevimiento la manzana

ya sin falsos rubores, los membrillos

acribillados de vejez y resignados

al memorial del cementerio.


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