domingo, 30 de julio de 2023

En otros momentos ya lejanos salía a la campiña a dibujar, con el cálamo de bambú y el carboncillo de acebuche que define los perfiles con certeza, era para él como cazar, pescar sin muerte, coleccionar identidades fugitivas para volver a hablar con ellas cuando las piernas se nieguen a llevarle al lugar bravío donde ellas permanecen

 




Viene de esa quietud orfebre

que trabajan las horas mientras miran

cómo avanza la luz en las baldosas verdes,

se mueve el suelo, explican, aunque en el fondo

todos parecen aceptar que es el sol el que se mueve,

viene de esa pereza de los ojos

la aceptación de la igualdad, aunque nada sea igual,

cada baldosa es imitación no plagio,

un color indistinto que recuerda el césped bien cortado,

la singularidad de algún defecto las hace individuales,

las dos, las tres, las cuatro,

los mismo que las horas, lo mismo que los pájaros,

lo mismo que las cosas repetidas

que cada día nos sorprenden.

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