Por fin
el cielo limpio de final de julio,
ha temblado el calor en la distancia,
pero huele a jazmín, la sombra
incuba flores malva, sube por la pared la buganvilla
y arde con ese ruido vegetal de los rescoldos,
quién es esa que vende flores en la plaza, niña de ébano gitano,
bígaro de concha dura y memoria de mar,
las espumas de Ulises llegan con cansancio hasta la playa,
la escoba está feliz pastoreando los restos de la fiesta,
ha dejado sin habitantes las aceras,
(ya casi nadie usa el azulete en la colada).
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