por la ranura de la urna asoma el rictus del dolor
Él no sabe aún hacer locuaces a las sombras,
pero imagina la alambrada rodeada de pequeñas flores
y ve unos ojos que se asoman mostrando un interior oscuro,
en las púas perduran los adornos de la cautividad,
los girones de un pijama a rayas
o el color violáceo de una sangre seca,
no quiere mirar pero pregunta
al sol, al aire, a los gorriones:
estabais aquí entonces, erais capaces de mirar?
aquí estábamos, sí, e igual que hoy mirábamos
sin comprender todo el esfuerzo
que los hombre dedican a los hombres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario