jueves, 17 de agosto de 2023

Cruzando el peristilo, avanzando por el ajedrezado de las sombras, la memoria se deslumbra, sabe a dónde ir pero no por qué camino, irrumpe entre los comensales sin mirar, se atreve con la impertinencia de los más osados y comparte la pesadumbre del que ha sido desalojado de su casa pero conserva las viejas llaves

 




Los hilos viejos del corazón, 

adustos como carreteras de montaña,

es de noche y Penélope traduce las entrañas

olvidadizas del tapiz, diez años ya de aquella

oscuridad estrecha cuando todo 

sonaba a despedida y el dolor dolía sin doler,

no había daño aún, pero en el paño blanco

crecía el sobresalto de una gotita roja,

pequeña y áspera como una flor de pimpinela,

no sé,

no hay adjetivos para cultivar esos aromas

que recuerdan la tierra, los arcanos

donde la raíz se vuelve arteria, pero ahora

quisiera estar de vuelta, con el hocico de Argos

hurgando la entrepierna.

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