Él avanza unos pasos desde el sol,
ella observa como si fuera sombra
poniendo límites alados a su progresión,
las horas participan del guarismo menudo,
se entretienen desmenuzando los minutos,
miga de pan para alimentar a los gorriones,
le hace feliz pensar en ello, el pan duro del pasado
vuelve a ser útil ya despojado de proyectos,
como simple memoria remojada en la leche
de un frugal desayuno,
una conversación entre contarios acostumbrados a mentir
como hace el tiempo, como propone la perplejidad de las edades
no vividas, todo arena teñida de desolación,
los dos ahora contemplando ese anunciado rayo verde
que todos dicen ver y nadie reconoce.
No hay comentarios:
Publicar un comentario