La P de Proserpina le va mal a Perséfone
En el proscenio se iba secando la flor del mirto,
ella la usaba como estimulo para la lucidez,
pero evitaba pronunciar su nombre y mencionar agravios,
procurando que la niebla
no enturbiase la memoria con su dolor narcótico,
Hades rara vez rectifica, cubre de polvo el exterior,
un polvo húmedo de lágrimas y melancolía
donde la huida deja huellas,
y cuando rectifica se limita a abrir la puerta de la prisión
para que la libertad sea tenida por limosna
o por capricho del destino,
el frío es su lugar,
mantiene el corazón pausado en la prisión del hielo
a buen recaudo de la explosión de la primavera.
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