Repara en esas líneas áulicas
con que la belleza se defiende
de la ferocidad de lo salvaje,
curvas de vaivén, el doble paso del compás
a un lado y otro para avanzar hacia el emblema,
alguien pregunta, qué más da lo clandestino
asomando su capilaridad al exterior de lo sensible,
lo feo sin censar reducido a palotes de caligrafía no académica
frente al ideograma sin sentido,
ojalá cuando veas el desarrollo imprevisible
del canon natural vuelva la paz a ti y arraiguen
sobre tu costra endurecida los zarcillos
de la mirada con pereza.
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