martes, 29 de agosto de 2023

Nuevo delito impune de la luz, la furgoneta del frutero pregonando obscenamente detalles a megáfono, los cables atestados de pájaros oscuros que esperan una orden del director: acción o corten y después la dispersión sobre el maché del decorado con sandías como cráneos sarracenos partidos por mitad y ristras de ajos que vistas desde lejos podrían parecer cabezas jibarizadas en un museo del horror

 





Sólo cuatro piedras libres

entre tanta madera, plinto para que repose el hórreo,

como un mar que arropa con amor a alguna barca

que ha de navegar hasta alcanzar olas más altas,

amoríos de cereal, coronas de panochas de oro

o el sacrificial esfuerzo de la sangre de los pimientos rojos,

la patria antigua del ratón queda tan lejos

como el humo de Troya y la leyenda se ha instalado ahí

con levadura de dialecto de masa madre,

con grandes agujeros de fermentación por donde asoma

la mirada asombrada de los niños.

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