Queda en el aire
el aroma inerte de E. Hopper,
tal vez vuelva a poblarse el hotel de esos fantasmas
acostumbrados a la mansedumbre,
huirá la luz y teñirá de gris el horizonte
y se quedará la soledad como único registro,
alguien arrancó del calendario las hojas temblorosas
de la primavera,
en esta habitación de hotel
donde combaten triángulos de luz y sombra
siempre vence la luz y las permanencias se prolongan
durante muchos años,
no hay vejez sino juventud ensimismada,
y la presunción de que las almas estarán siempre ahí
sobre tumbonas, despidiéndose del sol o saludando
a un amanecer interminable.
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