jueves, 24 de agosto de 2023

Era un terreno de arrabal con la belleza abrupta del huerto asilvestrado, un barbecho salpicado de franjas amarillas fruto del un abundante caolín de tacto untuoso llamado aquí barro gallego; en él podían verse tantas huellas como en la plaza de la iglesia a la salida de misa los días de nevada

 




Se ve la luna casi llena

que se asoma a mirar cómo prospera la casa en construcción, 

un crecimiento vegetal, sin estaciones,

donde la viga alcanza altura de techumbre sin coronar aún,

las ventanas se abren a la luz del sur 

igual que las mañanas de amanecer nublado 

y las varillas de acero crudo se conjuran con el cemento laborioso

para fraguar un corazón de pulso lento,

más tarde, cuando la obra concluya, 

una bandera de nacionalidad indefinida

pondrá color al aire y las palomas la mancharán de gris

para que nadie vea en ella un signo de engañosa eternidad.

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