miércoles, 30 de agosto de 2023

Durante siglos se redujo su esplendor a la cuaresma, cuando el color alegre era tapiado entre crespones y sólo el negro podía susurrar, incluso el aire se dejaba maquillar de alegoría y acababa sometiendo a involuntaria vejación a la luz tímida de marzo; en eso consistía el ejercicio de bombeo con que las creencias nos endulzaban el mal sabor que las salmodias dejaban en la boca, en las heridas, en los poros

 




Herboso por el borde si lo adorna el rocío,

una sola gota polarizada con la luz, 

abriendo al sol el abanico de las coincidencias,

reverbera su nombre, acude a él la abeja,

su perfume es gramatical aunque alejado de la escuela,

con él se puede alzar la gran cortina que separa de la profanación

                                                                                     lo sacrosanto,

una madera imaginaria, el árbol oriental

que las olas trajeron como barco sin tripulación,

fue venerado como un dios, ligero, silencioso,

consagrado a albergar el manantial de la escritura

desde el corazón oscuro del grafito,

es sándalo y dormita en un contenedor en un puerto del norte,

su destino la fábrica de lápices Faber Castell.

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