Vi a dios cogiendo flores en el prado,
el triángulo de luz sobre su nuca,
el pelo blanco y el ropaje gris,
el gesto contrariado de quien soñó con algo
y quiso realizarlo pero no acertó,
su mano saludaba con desgana a los caminantes,
oí que las campanas tocaban a oración
y él no se paró a rezar, -qué raro-,
vi cómo miraba a una paloma huyendo del acoso de un halcón,
unas gotas de sangre dibujaron una greca roja
en los remates de su túnica,
al regresar al pueblo vi el mercadillo de disfraces,
el vendedor examinaba unas monedas
que al parecer pesaban demasiado
para ser oro de ley.
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