Del campo llega
el vaho de la putrefacción,
en el aire hay dispersa un alma tibia
que hace difícil respirar,
con ella hablamos, le dirigimos la palabra
como a un muerto reciente, le decimos:
aquí se olvida pronto, te alejas y enseguida
se disuelve en el aire tu perfume,
no se ha entrenado la nariz
para disfrutar esas crianzas de cabellera larga,
todos con esta pinta de novicios de tonsura reciente,
fornicadores habituales de la imaginación
con esas lamias que recorren un bosque en blanco y negro.
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