Te diría: a ese pozo ni te asomes,
no más sed animal, si acaso altiva y elegante,
no más sondeos en la plata con el cielo allá abajo
desplomado y pidiéndonos ayuda,
para qué serviría convocar el sur
abriendo un agujero a los antípodas,
no haré nada por rescatarte si te caes,
me gusta verte así, redonda, oscura,
igual que una moneda de valor incierto,
a esa distancia ya no hay metros que separen,
hay eternidad y acaso miedo,
se forma un tubo de succión
y nos convoca en el brocal la no escalera,
lo milagroso en blanco y negro, como ese cuadro de Jacob
que finge el sueño para que Ribera tenga tiempo
de pintar a los ángeles,
nada hay tan vertical como la niebla que desprende dios,
por eso no te asomes, hazme caso, no vayas a encontrarte el alma
de tu oponente ardiendo como si fuera un ángel malo.
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