... ahora bien, los bárbaros
al desoír nuestros silencios redujeron a escombros
las maneras de la urbanidad, llegó con ellos
el modo campesino, la mirada lenta del que se encuentra solo
y se encomienda a la ceniza para hilar conversación, mira
y, aunque no ve, lo acepta todo, el mundo es para él un diccionario,
un cementerio de palabras que se resisten a nacer
si alguien no las lleva de la mano, yo quise hablar con ellos, pero
sólo encontré la destrucción, como si fuera esa su huella,
qué lenta es la mirada de esta edad perezosa,
tarda tanto en comprender que el fuego acaba
dejándonos las manos con escarcha,
luego vendrán los arquitectos de la fragilidad y alzarán muros
contra el viento del norte, escribirán la historia
con los despojos del campo de batalla,
borrando cualquier signo de interrogación.
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