Recopilé el estorbo
que la naturaleza ofrece por oficio
en forma de nobleza elemental:
flores, aromas, sensaciones,
también ese dolor inseparable
del aguijón de las espinas,
el verano acabó y de la cosecha
queda un oro molido que no siempre
alcanza los quilates requeridos
para acogerse a ley,
no hay nada que objetar,
se puede estar ahí y, aún coincidiendo,
no conocer el otro lado,
a veces la verdad también se esconde
tras el disfraz de la ignorancia.
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