(") A. Merino
Escogí el camino de la soledad,
en realidad no era camino,
a lo sumo sendero, trocha,
pedregal partido en dos por la costumbre
de atravesarlo a paso lento,
crucé montañas, valles y sostuve
conversación conmigo mismo
hasta que mi voz alcanzó el tono
pausado de la espera. desde entonces
me acompaña el silencio, algunas veces
he llegado a entender ese lenguaje
de la no necesidad, me detengo y escucho
como los náufragos con sed y aprendo
a usar la economía de los pobres,
ardo en deseos de llegar y cuando llego
ya está otra vez ese gusano
medidor de distancias desplegando el mapa
de un futuro viaje.
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