viernes, 19 de enero de 2024

Pensar en eso que te incomoda y te dispersa a la hora negra de dormir, no sabes, ni siquiera sospechas de qué lado va a llegar, si traerá flores o se presentará como la espina que hace sangre aunque no aclare conceptos; pero tú ya sabes colocarte en posición fetal, los brazos en modo faraónico y la mente con la brillantez de una calvicie que durará ya para siempre

 




Piedad para el insecto

que sobrevoló jurásicas distancias

para acabar aquí, ahogado en ámbar,

ejerciendo de adorno singular en el bastón de un viejo,

es breve la madera de cedro en el hogar y su recuerdo

se mezcla con el frío, así estas alas que arrastran la memoria

de sus volanderas aventuras

tras el olor de la resina han de someterse a las maneras

agarrotadas por la edad de un diletante enamorado de lo fósil,

tan sólo biología embalsamada para durar 

y el bordoneo de unos élitros 

tras el clic fotográfico que hace siglos

lo redujo al silencio tras ese vidrio vegetal.


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