martes, 23 de enero de 2024

Fíjate en ese rostro que aparece aún sin dibujar en el jardín de fra angélico, tomará de aquí los ojos, de allá los labios o la boca, de los zarcillos de una trepadora los cabellos; luego habrá que hallar la perspectiva suficiente y formular un corolario como se hace con las floraciones filosóficas; pero aunque no lleguemos a captarlo sabremos que está allí, como el anuncio de algo que irá llegando a cada instante

 

                              para Freya que ya apunta a primavera

                              con sus primeros brotes



Se ve arriba, colgada

en el tendal del aire

y no es caligrafía de escolar 

ni jeroglífico encriptado 

sino la fría luz de enero,

la inmóvil trasparencia

de los días helados que se ponen

al sol como lagartos de levita gris,

luego vendrá la primavera 

y volverá a escribir usando ese cuaderno

de tapa azul y entraña verde

donde nosotros conservamos 

como en tarros de vidrio

la mermelada cuneiforme

de nuestros palotes iniciales


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