jueves, 4 de enero de 2024

Hizo lo mismo el pájaro que yo, se abrió la jaula y los dos volamos fuera, él tuvo más dudas, en cambio yo que no suelo mudar de casa en muchos años acabo cogiéndole manía y si algo se abre frente a mí puedo colarme en el infierno, nunca miro atrás y cuando escucho a un pájaro cantando suelo cerrar el libro y le dedico mi atención, después ambos nos vamos , él cantando, yo mirando direcciones en mi agenda

 





Cualquier isla,

una roca emergente, un arrecife

comprometedor que te condena a un regreso lento 

y esa navegación que sabe a yodo y alimenta

siglos de resignación y desconfianza,

por eso tú navegas amarrado al mástil

y ves las focas capturando arenques

no sirenas cantando tus hazañas,

lees en el reflejo del mar quieto

la renovada antigüedad de la leyenda

y acabarás abandonando a la vestal 

que dejó en la orilla junto al peplo su vaporosa castidad,  

sin nada narrativo que haga alusión a ti, 

tan sólo con el rizo de la interrogación,

(unos hexámetros

que Homero rescató de entre la espuma

creyendo que eran trozos de cerámica).



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