Para explicar este dolor
podría valer cualquier tristeza, (o similar)
la vida silenciosa que se va por el sumidero, tal vez adiles
(o altiplano o simplemente yermo, rabia pacífica
o sólamente rabia, sin adjetivo inútil),
nos hemos ido acostumbrando a las blasfemias
polícromas (o dóciles o escuetamente ricas y barrocas)
de los grafiti urbanos, ahora ya derivados al vacío
de esa españa sin arar (o inútilmente enferma o sólo
descatalogada y triste, con la misma tristeza
que habría de explicar este dolor),
pero temo que nadie entienda (o que nos dé pereza
o que desgraciadamente no sepamos mirar)
esos colores ortográficamente dibujados
sobre la piel rasposa del cemento para que parezca terciopelo
(o nácar o marfil o figurada y torpemente
se aproxime al candor del alabastro).
Zona B:
El gobierno israelí ha condenado a muerte a miles y miles de niños, los ejecuta y seguirá ejecutando, luego los ignora, ni siquiera les da el valor de cifras. No le importa. Se sabe impune y se permite amenazar veladamente a quienes no coinciden con su planteamiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario