viernes, 8 de marzo de 2024

Le hicieron socio de un club que no existía, sólo se necesitaba aquel reloj sin manecillas, sin acostumbres horarias ni deber tributario con el tiempo; lo ocupaba todo sin estar, codificaba su conciencia con sus consignas catequísticas, no debes hacer, procura, muévete, regresa; hasta que un día lo dejó olvidado o lo desahució como a un predicador y todo volvió a estar quieto, al natural, como la costra en las heridas

 




Repite: todo va bien, 

no se prevén alteraciones, 

el pulso nos permite detenernos

y mirar el valle a nuestros pies, evita

la cara austera del reloj, la vida queda fuera 

de ese azabache artificial que toma nota de cada inspiración,

de cada duda o parpadeo,

todo va a ir bien en adelante y si miras al fondo

en el oro del cielo se dibuja el paso de la migración,

regresa el alma que traspasó las alambradas del invierno,

un electro más y el horizonte 

abrirá la exposición de tus temores, será evaluada

tu desavenencia vascular y sobre el hierro

quedará el rescoldo de una llama fría

latiendo alegremente aunque con ritmo desigual.



Zona B:

Cuándo aprenderemos que del cielo sólo ha de venir la luz, la lluvia; todo lo demás son añadidos torpes, ya sean consignas encriptadas, aire sucio, bombas o ese maná culpable que primero crea el hambre y luego la administra a voluntad.

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