martes, 5 de marzo de 2024

En toda historia triste hay un acantilado para que los suicidas puedan mirar abajo y reconsiderar el riesgo de quedar flotando eternamente lo mismo que esos pájaros de mar que se comportan como si fuesen inmortales; en toda historia triste hay siempre niebla para que la altura del abismo no disuada a nadie del ansia imperiosa de volar; aunque cualquier historia vale porque al final la tristeza acaba apareciendo

 




Se bienvenido a este lugar,

llama a la puerta y te saludarán los perros

sin amenaza, sin ladridos, su lenguaje es de musgo,

tan sólo un gozne antiguo es capaz de saludar así,

si nadie sale a abrir empuja suavemente, 

no encontrarás ningún cerrojo 

ni habrás de recurrir a contraseñas de seguridad,

habrá fuego en la cocina, un delantal sobre el respaldo de una silla,

el aroma reciente del café y un libro

abierto en el regazo de un sillón, como una herida

que no ha cicatrizado,

este es el lugar que abandonó la guerra 

obligándolo a errar fuera del tiempo, 

ahí sigue todavía, ingrávido, sin voz, sin auditorio

pero con muchas cosas que contar,

posiblemente esté esperando al desertor de otras lecturas,

algún viajero convencido de que en otra parte

podrá encontrar algo mejor.



Zona B:

Si cuando todo esto acabe aún queda vivo algún niño palestino ¿con qué ojos mirará la nada a que han dejado reducido su pequeño mundo? ¿seguirá temblando ante esos cactus vestidos de soldado con mirada de fuego? ¿querrá vivir rodeado de figuras o preferirá la soledad?

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