Se reúnen de día y planifican una enseñanza musical
que ocultan hasta que la oscuridad la hace posible,
dudan si la sangre puede ser un argumento
que incumba a los pastores,
pero ellos no la beben, la bendicen en sus reuniones vesperales
y la dejan secarse en el altar, al aire,
hasta que regrese el día de la licuación,
y entonces, franciscanamente, todos puedan decir a coro:
loor por esa yugular, la hermana sangre
que fluye desde dentro y da calor
y es densa y maternal y oscura,
como nuestra túnica bermeja, de tan vieja ya gris,
que ella sea la vexilla regis que nos guie hasta el nuevo cazadero,
por encima del verde que sugiere
la línea cartográfica del río.
Zona B:
Israelíes: ¿En algún lugar vuestras escrituras dicen que Yahvé ordenara al Josué de turno que no dejara vida en el entorno del nuevo Jericó, humanos, animales y hasta objetos han de ser aniquilados, es decir, reducidos a la nada? (Nuevos textos sangrados)
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