Vuelve aquí, por favor,
corazón de enebro, no respires ese aire alpino
que tan delgado te hace, dirige ese furor de fuego
sobre tus enemigos y verás cómo sus armas se derriten,
algo de plomo late en sus entrañas disfrazadas de acero,
y esto te lo digo en el lenguaje de los dioses,
-pueri hebraeorum, qué dolor-,
efectos holográficos de altiva devoción que carecen de carne
y sobrevuelan un altar a modo de columna de humo,
será verdad, -lo haremos-, eso de morir y regresar,
pasar por el estrecho túnel de la oscuridad
y regresar a las tinieblas disfrazadas de brillos coruscantes,
gritaremos hosanna tantas veces que el milagro acabará ocurriendo
con la misma liturgia que propició el rescate de Lázaro,
ya aburrido de tantas noches de silencio.
Zona B:
Regreso a Gaza, ya convertida en no lugar, lo sobrevuelan unas hojas arrugadas de periódico con fotografías de la masacre, "se diría que estamos ante la representación silenciosa de un capítulo cualquiera del escritor suicida Tadeusz Borowski que aquí alcanzó el horror supremo: no distinguir entre víctimas y verdugos".
No hay comentarios:
Publicar un comentario