domingo, 16 de febrero de 2025

Almas hay por ahí que arrastran el peso insoportable de una ideología de catálogo; los gases que desprende la materia al fermentar y el mal olor de lo que ha muerto sin haber manifestado enfermedad; de nada sirve ese paraguas de la vigilancia si se deja al dolor entrar en nuestras granjas para que acabe de una vez con esas vidas pequeñas que ya no aportan beneficio

 




Sólo una enfermedad amurallada

podía reducir su lucidez a aquel estado de médano y remanso, 

no distingue ya la soledad del acolchado aburrimiento, 

la vigilia del ocio, -tú qué miras-, aunque a veces

un desgarro en la niebla mental le sugería 

que usara el abanico para oxigenar el aire

y poder contar sin los ahogos de la confusión

hasta agotar la fila, de paso el disimulo,

no es lo mismo mirar fijo a los ojos

que a las mejillas o al mentón, el alma

acostumbra a asomarse a las ventanas que se protegen con visillos,

aunque también se asoma

a los labios que brillan con la saliva coloquial -tú qué farfullas-,

las manos temblorosas

tamborileando la pegadiza melodía de la edad

sobre los brazos del sillón, 

lo mismo que el granizo sobre la lona del verano.



Zona B:

Llegó desde el desierto, del lado occidental donde la arena aún respeta el aire y nos deja ver lo que está ocurriendo. Él era periodista pero el ejército lo vio como profeta y lo asesinó, como siempre ocurrió desde los tiempos bíblicos con los que se atrevieron a mostrar la realidad sin adjetivos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario