lunes, 17 de febrero de 2025

Una montaña impresionista se asoma con desgana al lago dibujado en la hondonada; su desaliño es evidente mirada con detalle, pero de lejos es puro estallido de una radiante creación, como si aún estuviera sucediendo y aspirara a mantener su prioridad mientras el tiempo no se canse

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Lo publicó en portada

algún periódico local, en cuerpo de cinco y arropado

por grecas negras en señal de luto, 

la tromba de agua de Tifón, el relegado 

a un segundo lugar en los aluches, un resbaloso suelo de pizarra,

huellas aquí y allá, pisadas de vaca y de caballo

y algunas armas indolentes apoyadas contra la pared,

no escampará nunca, esto parece 

el furor desatado del averno, decía el pie de foto,

en la jamba de mármol traída de no se sabe dónde

una diosa con casco y con coraza, protegida 

con una hégira de piel de cabra, apoyaba en la lanza su dolor, 

como agobiada por un tardío arrepentimiento,

y enfrente, entre los palicios de la cerca

el cuerpo desplomado del atrevido luchador Fabián, 

llamado el elegante por su calzón tan ajustado,

la sangre ya borrada y la corona de tallos de mandrágora

flotando en el Leteo, como un óvolo verde 

para que Caronte le lleve al otro lado.



Zona B:

Lunes de dolor, lunes exasperantes si comparas los de Tel Aviv con los de Gaza, la vida blanquiazul de allí con la de aquí, teñida de moho verdinegro. Cuando la primavera llegue acaso trate de encontrar equivalencia con los colores naturales de la tierra, dando la espalda a todo invento artificial.




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