Casi ya no recuerdo
el sonido del agua al compararlo
con el glu glu de la botella de negro vino,
su paso por homéricos caribdis o angosturas
de cuello abocadas a oscuridad de cañería,
pero sus secretos, por los que nadie se interesa,
siguen estando ahí, puedes oírlos
con sólo aproximar la oreja a su latir,
o alzar la copa y exponerla al esplendor del contraluz,
la tierra roja se prolonga en el fular del vino
como una letra de canción y el agua ni se atreve
a proponerle un dúo, aún conociendo
lo cantarina que es el agua.
Zona B:
He oído decir a un sabio que cada día somos más tontos, dicho así, con la eficaz palabra que no deja escapatoria. El mundo, los países, las personas, tú, yo, somos más tontos porque hemos puesto al mando a los que han demostrado un grado más en esa escala irremediable de la estupidez. Lo acabaremos pagando.
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