La memoria no existe, por ahí queda
la física impalpable de la razón,
un espaciado acontecer en fotogramas
que vas pasando lentamente una y otra vez
sin obtener más que promesas religiosas
o arriesgados prolegómenos de mecánica cuántica,
o incluso un más allá que nunca estuvo en este lado,
nunca nada de lo que antes sucediera, tu piel de niño,
la alternativa de una infancia con escozor o herida
soportada para poder pisar la nieve, nunca nada más,
hay que pensar en conservar el humo
de lo que ya está ardiendo, el pasado, si vuelve,
suele hablar a borbotones, todas las voces a la vez
y su relato carece de sentido,
salvo que te apoyes en la fe u obtengas
una información privilegiada, ya expurgada y traducida
al lenguaje demótico de hoy,
lo único que sigue estando en pie son los objetos,
la fidelidad de la materia que hoy nos ofrece
idéntico paisaje al que ofreciera ayer.
Zona B:
Hace sólo unos días nos daba miedo el estruendo de las explosiones o imaginar los gritos de dolor de los caídos bajo los escombros. Hoy nos sigue dando miedo hasta el silencio. Qué estará preparando el gobierno genocida de Israel en esta tregua ¿acaso reponer el material bélico para completar la destrucción? Por supuesto nada favorable a Palestina.
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