martes, 4 de febrero de 2025

Archiva sus andanzas literarias sobre un territorio calcinado donde solía practicar la caza; una imposible traducción quiere pasar a limpio el escobar oscuro, pero suena mal lo de poner negro sobre blanco cualquier predilección, cuando ya todo es negro y no se aprecia en la distancia ningún signo de vida, salvo el volcán de arena que unas hormigas van haciendo crecer al abrigo de un brezo ennegrecido




En el cuaderno azul de rayas sigue sonando un manantial,

(hace tiempo que dejé de usar ese cuaderno, 

prefiero el campo libre del papel no sometido a grapas 

ni agrupado bajo el adhesivo de un lomo protector),

va por debajo de la hierba y no se deja ver,

a veces una lluvia blanca lo congela y lo hace practicable,

por él nos deslizamos desde la altura del recuerdo

igual que personajes de Brueghel, cogidos de la mano,

subyugados por los disfraces del invierno,

unos ciervos se paran a mirar, se nos acercan

y patean la huella que hemos dejado en la ladera

a ver si asoma alguna brizna comestible

y sacuden perplejos la cabeza cuando nos ven reír,

acaso piensen que la risa es nuestra manera de rumiar,

yo también les miro a ellos, 

pensando que su hambre es el tributo

que pagan al invierno por ser libres.



Zona B:

Mientras dura la incierta pausa de la guerra, USA nutre el arsenal israelí con bombas más potentes. Eso pone en claro las intenciones del imperio: para qué armas tan destructivas si ya no queda apenas dónde usarlas, salvo que se piense en ampliar el escenario de la guerra.




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