En el cuaderno azul de rayas sigue sonando un manantial,
(hace tiempo que dejé de usar ese cuaderno,
prefiero el campo libre del papel no sometido a grapas
ni agrupado bajo el adhesivo de un lomo protector),
va por debajo de la hierba y no se deja ver,
a veces una lluvia blanca lo congela y lo hace practicable,
por él nos deslizamos desde la altura del recuerdo
igual que personajes de Brueghel, cogidos de la mano,
subyugados por los disfraces del invierno,
unos ciervos se paran a mirar, se nos acercan
y patean la huella que hemos dejado en la ladera
a ver si asoma alguna brizna comestible
y sacuden perplejos la cabeza cuando nos ven reír,
acaso piensen que la risa es nuestra manera de rumiar,
yo también les miro a ellos,
pensando que su hambre es el tributo
que pagan al invierno por ser libres.
Zona B:
Mientras dura la incierta pausa de la guerra, USA nutre el arsenal israelí con bombas más potentes. Eso pone en claro las intenciones del imperio: para qué armas tan destructivas si ya no queda apenas dónde usarlas, salvo que se piense en ampliar el escenario de la guerra.
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