Veo un pastor que llega,
sale de la niebla rozando el precipicio,
detrás viene un mastín y las ovejas
como esponjosos dientes de león,
duran apenas un instante
y desaparecen otra vez en un mar de algodón,
es el momento de las ninfas
que esparcen las monedas de la luz y el día se abre poco a poco
lo mismo que el telón de un escenario,
se empieza a oír el caramillo del dios Pan
y un círculo de faunos corea los finales entre risas y palmas,
casi nadie toca así por estos montes,
una armonía comparable al dolondón de los cencerros
y al fundido latón que une la gaita, la dulzaina
y el viento que menea los narcisos.
Zona B:
No se cansa la historia de repetir leyendas antiguas de indisimulada esclavitud: Sara obliga a Abrahán a expulsar a Agar hacia el desierto. Aunque no siempre se tiene en cuenta la promesa de que su descendencia crecerá igual que las arenas que ahora cruza.
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