miércoles, 12 de febrero de 2025

Hasta aquí llega, febrero arriba, el aire fermentado de las praderas que el incendio arrasó y dejó igualadas en color y desnudez con los brezales y con el quejigal; no se ven mureras de topillos ni se escucha a los pájaros, ni suenan los cencerros de las vacas porque aquí no ha quedado nada de comer, todo de luto

 




Se apoya ahí, 

contra la jamba de madera esculpida 

que alguien rescató de un contenedor,

la puerta está entreabierta y sus ojos

se entrecierran con rictus de avezado jugador,

tratan de ocultar el signo de su suerte

tras el abanico de las cartas, el trébol tembloroso

de la inocencia sometida a estricto entrenamiento,

no mirar, sino captar el aire y destilarlo

de humo y alcohol, guardar el filo del puñal, la pica,

en la ajustada manga y camuflar el rojo del diamante

con una excusa, oh, me sangra la nariz,

y hacer volar las alas de un pañuelo

como saludando al ángel que acaba de llegar

con whisky nuevo y un aroma a la madera inverosímil

de jamba antigua sobre la que alguien esculpió a navaja

un signo oscuro que nadie ha conseguido descifrar.



Zona B:

Ahora el imperio cerrará el grifo a Egipto y a Jordania si no aceptan el cupo de palestinos desterrados que se les asigne. Truman no se anduvo con tanto remilgo: le encomendó el trabajo a Little Boy.

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