Tú ahí, tumbado,
gozando la pereza del desnudo en la oscuridad,
hay un lenguaje de las manos, gota a gota
igual que un grifo de cocina, esa luz,
esa indiscreta luz, se asoma, quiere saber,
pero la tiniebla se lo impide,
la piel se esconde, flota en el secreto,
no sabe si debería someterse a revisión,
dejar que el rayo en forma de chuchillo o bisturí
llegue e indague y diagnostique, aún más allá,
hasta la sangre, su pegajosa profecía,
o pulsar el triste interruptor y hacerse imagen,
simple carne de ocasión, portada de un vencido calendario
a punto de dejar caer -como el otoño-
la hoja amarillenta de este mes.
Zona B:
Y ¿no sería más fácil invitar a que regresen a sus países de origen a todos los judíos acogidos en ese territorio robado a Palestina y que ahora se conoce como Israel? Es sólo otra ocurrencia.
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