sábado, 1 de febrero de 2025

No era lo mismo, no, mirar las nubes o juzgarlas por su atrevimiento: cada día llegaban más allá, aumentando su descaro y su osadía; ¿qué era eso de imitar a un hombre por su apariencia corporal, no por sus obras o elevados pensamientos, sólo por la carcasa apresurada que duraba apenas diez segundos y te dejaba sin saber si la ofensa era real o se trataba simplemente de un juego de niños aburridos

 




Esta es mi pregunta:

quién es ese que aún sabiendo que no es bien recibido 

se presenta sin saludar e irrumpe a ciegas 

o mirando fijamente a los ojos

y escupe sobre el polvo casi sobre las sandalias de la gente 

y no se aparta cuando el cortejo fúnebre progresa

por las calles estrechas del lugar, -no es de los nuestros-,

pregunta ahora tú, investiga

de dónde viene, a dónde va, qué busca removiendo

el hacinado escombro de nuestras emociones,

acaso un animal domesticado

que encomienda su seguridad al alambre de púas,

o tal vez una vieja cicatriz donde escarbar

y hacer que de nuevo sangre y resucite entre nosotros

el escozor de la distancia y nos recuerde

a qué olía el sudor de la olvidada libertad.



Zona B:

¿En qué entretendrá el genocida su instinto sanguinario ahora que la muerte ha cambiado de herramienta? La apariencia es de calma aunque el gusano de la destrucción avanza por debajo, destruyendo paso a paso los apoyos a la identidad del pueblo palestino.




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