jueves, 20 de febrero de 2025

Sube por el exterior, como salamanquesa de perfil sinuoso, una melodía de aprendiz, el piano adolescente del Cuaderno de Anna Magdalena Bach, cargado de la pereza del invierno; cuando termina el ejercicio queda todo en blanco, como una pared de la que se han descolgado todos los cuadros y tiene que afrontar la vergüenza de la desnudez con agujeros

 



Lo más de ti, eso que brilla

con regusto de perla colgando de tu oreja,

breve como un puñal de luz gaseosa o vegetal, 

miro e incluso sin mirar llega hasta mi como un aroma,

me alerta de que algo doloroso o que podría 

servir para causar dolor se acerca, o sin acercarse 

sigue estando a una distancia irrespetuosa, 

o incluso sin faltarnos al respeto, sin asomarse 

por encima del muro del silencio, se opone

con cara de ignorancia o afectada discreción, 

o puestos ya, lanzarnos esa mirada retadora, ponerlo todo

sobre una cancha juvenil sabiendo que la nuestra no es edad

para un esfuerzo prolongado, a cinco sets quizás,

con el partido abierto a la crueldad y la injusticia

poniéndose a favor de cualquier lado,

luego el saludo de rigor y, tras la ducha,

la perla volverá a brillar entre vapores

y quedará como noticia, en arrogantes titulares:

otra victoria inapelable de la mediocridad.



Zona B:

En Gaza llamas al lugar donde antes hubo puerta y ni siquiera se oyen llantos, sólo el silencio de lo que la barbarie ha destruido.



No hay comentarios:

Publicar un comentario