domingo, 21 de agosto de 2022

Cónicas urbanas (++)

 


Esto es lo que ocurrió,

quisimos demostrar con un discurso razonado

la anatomía femenina de una casa manchega

partiendo de un tendal de ropa con olor a tiempo,

en él colgaban armas de uso diario,

herramientas para humanizar el barro

junto a fantasías reservadas 

para el combate cuerpo a cuerpo

con la doncella que amasaba el pan,

también el suave olor a sombra

de las paredes encaladas con un toque

discreto de azulete, pañitos de croché para el botijo

y huesos funerarios de persiana

por donde espiábamos el mar,

un recurrente bozo de inmortalidad nos permitía

compartir en silencio los temblores

de un televisor binario que regurgitaba silogismos,

ganando al tiempo las apuestas

sobre las voces con ronquera crónica

en una garganta de mujer, 

un viejo libro del quijote

bostezaba su ausencia en la repisa donde sólo

había figuritas de cerámica,

en esas

estábamos, eternos en mirar

y ciegos en administración de resultados,

dos flores pequeñas se asomaban

como gorriones al balcón, con ojos

oscuros y visiones claras entre albahaca y alhelí,


no guardes rencor a Apolo, él desconoce

la hondura de tu desazón y puede que también sus dientes

hayan llegado a la corteza de esas frutas

todavía en agraz,

él sólo señalaba hacia la niebla 

y allí estaba Madrid, enlutecida,

en bragas blancas de canalé,

tapándose los pechos y aspirando

el humo negro de los coches como vestido

para poder bajar al bar, mirarse en el espejo

con normalidad y alzar el vaso de cerveza

lleno de lágrimas por fuera.

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