De allí viene el ruido, se adivinan
unas patas de ciervo entre el matorral,
los árboles escuetos colaboran más con él
que con el cazador
que ojea entre numerosos elementos,
suena arriba el águila, aunque no se ve,
vive sola la imaginación, sin ramas, alta,
casi tan alta como el viento,
-abajo suena un tétrico gaudeamus-,
ha olvidado en casa la carpeta
con el guion, la escarapela y las gafas de cerca, pero
en sus manos duerme su pesado sueño un rifle
con ojo telescópico,
vita nostra brevis est, breve finietur,
vino a buscar algo o sólo
a colaborar silbando con el azar,
hasta alcanzar el frío color de las violetas
y quedarse dormido entre matojos, musgos y pezuñas?
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