miércoles, 10 de agosto de 2022

El hermano cojo de Caín

 


Por aquí pasó en los años

blanquirrojos del final de los ochenta,

humo y cerveza en santa bárbara, 

e infección en el lagrimal que le valió el apodo

de judas verde y lloroso,

aupado por sus citas con error, andrajos

de latín fermentado, tantumergos

a Lenin, (me prestas unos pavos),

fórmula y ensayo para lucir ante las ninfas

que cultivaban faldas aun muy cortas

para su abultada timidez, eran todos caminos

para llegar a roma

a través del túnel visceral de Gramsci,

o para competir con la potencia

de otros alcoholes más violentos

y radicales que los propios,

su nombre se quedaba desnudo entre ramajes

de angélica desidia y en las mañanas

eternas de resaca confundía día con dial

sintonizando aromas musicales

de fantasmas envueltos en sábanas con semen y sudor, 

demasiadas liturgias y lecturas

con masticación insuficiente le dejaron

un traumatismo conceptual locomotor 

como él llamaba a su cojera, 

aunque ir de lado era su forma

de no llegar del todo a ningún sitio.

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