miércoles, 3 de agosto de 2022

Punto y coma

 



Eligen un lugar menor, al fondo

de la caligrafía desolada, sellan

con su aparente exceso cada fórmula

desarrollada en surco, no veneran

los arabescos de la tradición y siempre

imitan el palpitar de los adioses

que se dan repetidos, uno encima

del otro como el monte y la nube,

el insecto y la flor,

arrebatadamente innecesarios

para demostrarnos la eficacia

de lo que surge de rebote confundido

con el aroma de la casualidad.

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