(En agosto de 1937 un niño presenció cómo un avión caía
entre las vacas que cuidaba)
El cielo dio su fruto igual que un árbol,
le llegó la madurez inesperadamente
con humareda y ruidos interiores
como a los pájaros enfermos,
y asustó a los animales que apacentaban en el valle
su ignorancia de vuelos y motores,
cayó el avión
y su conciencia de culpabilidad
incendió los rastrojos,
era agosto, cuando los metales arden
y en las eras el grano resplandece
mostrando con dolor su insuficiencia,
un niño vio volar la guerra tan cerca de su alma
que ya no pudo liberarse
del terror oxidado que la chatarra deja en el invierno.
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