Aquí todo es adorno, los jarrones
exhiben la decoración de su cerámica
sin una sola flor, les basta
con dejarnos ver su utilidad
como vacío poblado de rumores,
y aunque ellos se pensaron
como sustitutos de la prevalencia
del prado con sus flores libres
nadie los echará de menos
como destino preferente
de ese artificio de aroma y de color,
son tan sólo una posibilidad
que no aspira a cumplirse.
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