lunes, 22 de agosto de 2022

Sigo buscando nombre para él

 



Lo negaba todo

especialmente si se trataba de comida,

ni el frío ni la soledad le concernían,

sólo el hambre, a la que describía

cruzando las pupilas y dejando en blanco

la moraleja del final,

los momentos de fuego se recuerdan sólo

por las quemaduras y, si acaso,

por el olor a chamusquina,

solía decir salta siempre hacia delante

aunque oigas un sonido de agua,

mejor el agua cantarina

que la piedra callada,

sorprendía con su conocimiento canallesco

del ángulo inocente

y puedo aseguraros

que no había leído el Lazarillo.

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