Armado simplemente
con el arpón del bourbon
Hemingway salió a mar abierto
y en precario equilibrio
sobre la embarcación decide
enfrentar su furia solitaria
con la espada de un enemigo imaginario,
a tierra sólo trajo
la espina descarnada de un gran pez
pero en el malecón perdura
su leyenda multiplicando el pan.
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