sábado, 21 de agosto de 2021

La hora tonta

 

Nos acercamos a la cristalera

del bar, en ella nos vimos reflejados

con expresión porcina, aunque en realidad mirábamos

a la camarera acuclillada en las labores de limpieza 

antes de la hora de apertura,

alguien

dibujó con el dedo una figura obscena

sobre el vaho de la respiración,

contamos los minutos

y antes de que el aire la borrase

sonó en la torre del ayuntamiento

la hora tonta, con su olor a pesebre fermentado

y nos pusimos en fila para entrar

aunque ninguno llevábamos dinero.

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