Tras un día de fuego
me he quedado dormido bajo el porche,
la brisa del atardecer me ha llevado mar adentro
en el velero de alquiler, suenan las cuerdas
contra la aspereza del velamen
y en la amura se escucha el golpeteo de las olas,
prohibido navegar despierto,
contar estrellas o quejarse
de la andanada de calor
que propició esta aventura,
eso sí, podrás soñar que todo cabe
como un sueño dentro de otro sueño.
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