Después de tantos años de perplejidad
tu mano, tu lenta y revolucionaria mano
se ha colocado un guante blanco,
la otra se lo ajusta pronunciando
la depresión entre los dedos
para formar la uve de victoria,
hay un pañuelo alado que se quiere colar
aprovechando la agitación de las banderas
y el jadeo del ceremonial,
no hay sangre que ocultar ni deudas
de gratitud insatisfechas, todo
transcurre como río, todo
mudable y permanente
igual que las promesas, igual que las derrotas,
exactamente igual que la memoria.
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