Reunimos al atardecer
todo los pájaros sin árbol
como si fueran pordioseros
y les pusimos una música
sedante para que ocuparan
sin sobresalto la penumbra
de nuestra compasión,
les ofrecimos luego
unos granos de alpiste
y un poquito de agua,
pero se negaron a probar bocado
y ni una nota
salió de su garganta musical
antes de regresar al aire.
No hay comentarios:
Publicar un comentario